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El post que me hizo ilusión¿A quién leo? |
El poder cromático de las palabras
Aparcamos de madrugada delante de mi casa, más ebrios que sobrios, más felices que tristes. Yo parloteo sin cesar… Te cuento mis andanzas infantiles, de cuando robaba helados de las cocinas de los hoteles de Calella, ataques casi militares milimétricamente ideados y cabeceados por la panda de niños terribles que éramos… De repente, me doy cuenta de tu silencio. Y te miro. Y te observo. Y me miras. Y me observas. Y me sonríes, y me vuelves a mirar, con tus grandes ojos, con esa mirada tímida que en realidad tienes… El mundo se ha parado, el tiempo se paraliza. Me sorprendo al oir tus palabras... - Te quiero. El mundo se ha parado, el tiempo se paraliza. Y, mágicamente, todo cambia de color, el aire se vuelve tono melocotón, las hojas de los árboles se vuelven más verdes, los pétalos de los geranios adquieren el más penetrante de los bermellones, la luna es tan blanca y luminosa que deslumbra ante la mirada de cualquiera, las piedras son plateadas y no grises, nuestra respiración se tiñe de magenta, nuestros latidos acompasados son color azul profundo, la atmósfera dentro del coche se torna dorada. El mundo se ha parado, el tiempo se paraliza. Me sorprendo al oír a mi propia voz: - Yo también te quiero. El mundo se ha parado, el tiempo se paraliza. Nuestros besos son de color verde esperanza, de color blanco puro inmaculado y destellante, de color rojo vivo y hermoso, como han de ser los besos, los verdaderos besos... Ya nada es importante. Nada importa. Nada. Quien apagará mi amarga sed cuando tú estés lejos? Porque no puedo explicar cómo me siento... Tan sólo puedo decir que me percibo rodeada de colores intensos : el mundo ha dejado de ser un lugar en blanco y negro. Y quiero, por encima de todas las cosas, dejarme arrastrar por esta maravillosa marabunta multicolor, que me envuelve, que me sobrecoge y me cosquillea el alma. No deseo nada más. |